Es curioso pero casi ningún propietario de perro menciona el juego, cuando se le pregunta por el motivo para compartir su vida con un peludo de cuatro patas. Y, sin embargo, uno de los rasgos que compartimos perros y humanos es que mantenemos el instinto y las ganas de jugar mucho más allá de la infancia. A ambos nos encanta jugar incluso bien entrados en la tercera, la cuarta o la quinta edad y muchos estudios actuales se plantean en qué medida ayudó hace miles de años, cuando aprendimos a convivir perros y humanos. Y, sin embargo, a los humanos adultos nos da un cierto pudor confesar que “jugamos” con nuestras mascotas o, peor aún, que jugamos con otros humanos. Tanto es así que, para evitar emplear el término “juguetón”, alguien tuvo que inventarse el término “jugón” que suena más friqui, menos mainstream y, sobre todo, menos infantil. Yo tengo...